El último día del año viene siendo una costumbre, al igual que el baño del día de Navidad en la Jarra, realizar algún recorrido natural. Este año ha sido por los alrededores del castillo de Chirel.

El castillo de Chirel se encuentra en Cortes de Pallás, en una de las peñas que encajonan sinuosamente el río Júcar, al paso por esta localidad. Uno de los carteles anunciadores de la ruta Cueva Hermosa-Chirel, que se encuentra al principio de la subida al castillo, dice que «…es de origen y desarrollo netamente musulmán. En la Edad Media, la frontera entre los reinos de Castilla y Valencia corría por el valle de Ayora-Cofrentes, por lo que el castillo de Chirel controlaba perfectamente todo el tráfico por la vía del Júcar».

Agustín, Emilio, Forencio, Manolo, Miguel, y Roberto nos desplazamos en coche hasta llegar al pie de la subida donde se encuentra el citado cartel anunciador, pasando antes por el horno de Bigote en Macastre donde compramos pan recién hecho para almorzar cuando llegáramos a lo alto del lugar. De camino pudimos observar como el Sol iba iluminando las crestas de las sierra de Dos Aguas y Martés.

El aviso de que nos íbamos acercando a nuestro destino lo dio la aparición del penacho blanquecino de las torres de enfriamiento de la central nuclear de Cofrentes, cerca del Oro. Un par de kilómetros después del Oro nos desviamos por donde discurre el sendero de gran recorrido GR-7 y uno de los caminos del plan de evacuación nuclear que llega hasta Cofrentes, tras 15 kilómetros. Enseguida empezamos a divisar la silueta del castillo en lo alto.

 

Comenzamos la subida a las nueve y cuarto, con una temperatura de medio grado y a una altura sobre el nivel del mar de 392 metros. La senda está muy bien acondicionada, con barandas en las zonas destinadas a relajarse viendo y haciéndole fotografías al entorno, rodeado de una exuberante superficie arbustiva, muy húmeda por ser una zona de umbría.

Al cabo de una hora llegamos a lo alto, a 546 metros, y nos dedicamos a observar con detenimiento todos los rincones del castillo y como algunos de ellos están siendo restaurados. Rápidamente organizamos el almuerzo consistente en sardinas y atún en conserva y salchichón, para después tomar los dulces típicos de estas fiestas como son los «pastelicos de moniato» y los mantecados caseros, acompañados de un buen café calentito.

Desde este alto se observa el encajonamiento del río Júcar y el remanso de sus aguas debido a la nueva presa de Cortes. Y no podían faltar a las citas las cabras montesas que hay por toda la zona, y que rápidamente se refugiaron al vernos en un risco, lo que confirma las frases utilizadas multitud de veces por nuestros padres como «no hagas el cabra», «pareces una cabra loca», etc. En total habían cinco cabras que lejos de nuestro alcance tomaban plácidamente el Sol.

De nuevo en los coches, para realizar la vuelta, la temperatura había subido hasta los 12 ºC. Seguimos, por curiosidad, el camino asfaltado hasta la presa de Embarcaderos cercana a la central de Cofrentes y nos dirigimos hacia la zona de las compuertas, de donde parten las barcas que hacen el recorrido fluvial hasta Cortes. Una excursión que nos queda pendiente para completar nuestra visión de este entorno, hoy lo hemos hecho a vista de pájaro y próximamente a vista de pato.

 

3 comentarios

  1. he encontrado la página.Yuupiiii

    apasionante el recorrido y sobre todo la narración

    viva los nadadores de la jarra.

  2. mi vesino manolo me ha dicho la página donde ver la excursión me parece muy bien el comentario y las fotos. Un besico

  3. Compañeros de excursiones, me ha alegrado mucho ver desde aqui la excursión, me han gustado mucho las fotos, las vistas, las cabras y sobre todo la foto del castillo y no puedo olvidar la tertulia con el opíparo almuerzo, lo que menos me gusta, el humo de la pipa. Desde palma un saludo.

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