Cuatro horas hemos empleado en completar el sendero Hontanar que se inicia y finaliza en la ermita Virgen del Remedio de Utiel. Hoy nos ha faltado la compañía de Florencio y Emilio, cuya alma gastronómica ha poseído a Miguel que ha presionado a los otros, Agustín, Manolo y Roberto, con la urgencia de ingerir alimentos en el almuerzo.

Sobre las nueve hemos llegado a la ermita que está a una altura de 1110 metros sobre el nivel del mar, y hemos quedado sorprendidos de lo bien cuidado que está el edificio y el entorno. Rápidamente hemos subido por una escalera, medio natural y medio trabajada, que nos ha conducido al lugar que moraba el ermitaño del lugar, donde hay un panel de azulejos pidiendo a los visitantes que no arrojen las cenizas de los muertos en dicho lugar. Un poco más arriba hay un mirador sobre una roca, con su correspondiente barandilla, que da vistas a la zona de la ermita, cincuenta metros más abajo.

Más adelante nos hemos desviado del sendero para alcanzar la cima del pico Negrete, de 1324 metros, donde hemos disfrutado de las espectaculares panorámicas, la plana de Utiel a nuestros pies y a lo lejos la silueta del Peñagolosa. Son las diez y momento de almorzar: bocadillo, bebida, postre, café y pastas importadas de Cañalarga.

Seguimos las indicaciones del sendero que nos llevan a la fuente de la zona de recreo que da nombre al recorrido, de agua fresca y abundante, a unos 1062 metros que muestran el descenso que hemos hecho por un barranco. Casi a la una del mediodía llegamos a Casas de Medina, 986 metros, y por un camino que pasa por la Casa de Chula se llega de nuevo a la ermita.

El reloj de sol de la fachada lateral de la ermita marca las doce y media, y como la puerta de la ermita estaba abierta hemos entrado para ver su interior y hacernos una idea de lo que representa para los utielanos.

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