Este mes de agosto, a petición de Florencio que no pudo venir en la anterior subida a la Sierra del Ave, volvimos a hacer este recorrido de una duración de seis horas y con desniveles de unos 600 metros. Lo acompañamos Manolo, Miguel, Emilio, Chimo, Antonio, Amparo y Roberto.

Dispuestos a subir la sierra nos encontrábamos a las 8 de la mañana en la plaza de Dos Aguas, cuya altitud es de 363 metros como marcaban los altímetros, llevábamos tres más un gps. Al cabo de media hora ya habíamos subido hasta los 511 m, desde donde podíamos ver la población de Dos Aguas enmarcada entre los plegamientos del terreno.

El tiempo era húmedo y nublado mientras subíamos por la vertiente sur de la Sierra del Ave, que al impedir que nos diera el  viento que venía del nordeste estuvimos sudando como… (aquí puede ponerse cerdos o cosacos según el caso).

Cuando se hicieron las nueve y media estábamos en una zona relativamente llana, amplia y aireada a 674 m de altitud, donde localizamos un sitio en el que sentarnos agradablemente (sin sombra alguna, excepto la de las gorras) para recuperar fuerzas con un austero u opíparo almuerzo (aquí también hay opción).

A las 10 volvímos a ponernos en marcha para alcanzar un pequeño collado, desde el que ya se vislumbraba el pico al que teníamos que llegar, estábamos a 850 m de altitud. Este paraje era una zona de tiro del ejército y por este motivo es fácil encontrar trozos de metralla.

Hacia las 11 llegamos a la fuente del «forgacho» a unos 870 m, una oquedad que ha sido prolongada de forma artificial de la que mana un hilo de agua y que debe ser un alivio para los animales que moran por este lugar.

Nuestros altímetros indicaban los 912 m (en el cartel informativo indicaba 945 y el vigilante dijo que era 950 m) cuando llegamos al punto más alto de la sierra, donde se encuentra la casa de vigilancia y una gran estructura con paneles solares. Desde aquí la vista de la Hoya de Buñol es inmensa, a pesar de la bruma que difuminaba el paisaje.

Comenzamos el descenso por una pista, primero con un piso de hormigón y luego de tierra, y a la una y veinte llegamos a la granja que está en uno de las orillas de la carretera CV-435 a una altura de 530 m, y por esta misma nos dirigimos a Dos Aguas a una velocidad media de unos 6 km/h. A un cuarto de hora del núcleo urbano hay una fuente, que le llamamos de la teja por que era por donde se derramaba un agua fresca que calmó nuestros calores y nuestra sed. Esto nos permitió llegar frescos hacia las dos y media al lugar donde tuvo lugar el ágape, en un restaurante en el que tuvimos la desgracia de sufrir lo mismo que un ave cuando pierde su bello y querido plumaje.

No obstante, y como reza el dicho «a mal tiempo buena cara», es cierto que pasamos una buena y agradable jornada de excursión, y quedamos para el día 23 de agosto para recorrer el barranco del Fresnal, bañarnos en el nacimiento del Mijares y comer de frío en las Moratillas.

3 comentarios

  1. Me ha complacido doblemente el poder ser participe de la subida y de la narración tan entretenida de Roberto .
    muchas gracias .

  2. Mi amigo Coco y yo hicimos esa ruta hace muchos años pero saliendo desde Macastre y llegando a Dos Aguas. Por el camino nos encontramos hasta metralla de la guerra civil. Hicimos noche en la cima del Ave, en un balcón natural con vistas a los cañones del Jucar. En aquella época no había GPS. Mis botas murieron en el camino. Me encantó el camino de herradura cuando Dos Aguas aparece de repente en la brecha de la montaña:espectacular. Muy bonita vuestra foto.
    Confirmo lo de los bares de Dos Aguas: malos y caros.

  3. Rober, me ha gustado mucho la excursion, pero más me hubiera gustado repetirla, fue una de las excursiones que más me han gustado, pero los últimos kilometros de asfalto hasta Dos Aguas me mataron. De todas formas me ha traido buenos recuerdos, las fotos tambien están muy bien.
    Enhorabuena

Responder a jotace Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *