En España, los volcanes más populares y mejor conocidos son los de las islas Canarias. Aunque es la única zona del país con volcanes activos desde hace milenios, «también en la península Ibérica e islas aledañas los volcanes de antaño mantienen, de manera más o menos evidente, sus huellas orográficas», dice Joan Martí, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra (ICT) Jaume Almera. En el norte, Cataluña se lleva la palma, con tres zonas volcánicas distribuidas en la provincia de Gerona. El Pirineo también debe parte de su fisonomía a formaciones de origen volcánico, como la representada por el pico Anayet, en Huesca. En el centro peninsular se halla el Campo de Calatrava, una llanura delimitada por los montes de Toledo y Sierra Morena y salpicada por varios conos de viejos volcanes. Al este, vestigios de erupciones acaecidas en la costa de Levante son las islas Columbretes y el Campo de Valencia. En el sudeste, el almeriense cabo de Gata configura una sierra que emergió del mar de Alborán y que resurge hacia el interior, en el área murciana de Mazarrón y Cartagena. El recorrido por estas cicatrices de nuestra geografía aporta datos que nos trasladan a los tiempos en que la Tierra empezaba a conformarse.

Esta es la introducción del artículo Volcanes en España: cicatrices del pasado, aparecido en junio de 2004 en la revista National Geographic. Y esta es la narración del recorrido que el pasado día 6 de diciembre hicimos Manolo, Emilio, MIguel, Víctor y yo.

Nos trasladamos en coche desde Buñol a Cofrentes y aparcamos al lado del cuartel de la guardia civil (357 sobre el nivel del mar, msnm) donde, en la esquina de una cafetería cercana, se indicaba la dirección de la ruta fluvial que tomamos hacia las nueve de la mañana. Fuimos descendiendo hasta la misma orilla del río Cabriel dejando a una nuestra derecha el castillo (324 msnm).

Hacia las diez menos cuarto tomamos un desvío hacia la izquierda que nos condujo al balneario de los Hervideros de Cofrentes (475 msnm), al que llegamos después de cumplir con el requisito nutricional del almuerzo: bollos, calamares en salsa americana, fiambre, atún con olivas, zumo de cebada fermentada, mandarinas, nueces con higos secos, café y pastas «made in moustache».

Dejamos atrás el balneario para dirigirnos a la presa de Cofrentes (438 msnm), eran las 11 y cuarto y allí intentamos ver la balsa, pero su acceso estaba cerrado y sólo pudimos ver la estructura externa y los tubos por los que desciende el agua hacia las turbinas de la central situada a nivel del río. Allí llegamos a las doce y cuarto (328 msnm) y cerca del puente que cruza el Cabriel arranca un camino asfaltado que se dirige a Casas del Río (PENVA).

Nosotros pasamos a la margen izquierda del Cabriel y encaminarnos al volcán, tras preguntar a un lugareño nos indicó que había que coger el camino asfaltado que iba ascendiendo a hasta una balsa de riego (417 msnm), eran la una menos cuarto cuando allí tomamos un camino hacia la derecha que seguía ascendiendo y que finalmente nos condujo a la parte alta del volcán (484 msnm) donde pudimos ver el tipo de rocas magmáticas que dominan todo el paisaje, eran la una del mediodia. En el volcán de Agras, la cota más elevada que medimos fue de 514 msnm.

De la cima fuimos descendiendo, unas veces por caminos y otras veces por sendas hasta la orilla del río, por donde accedimos al puente por donde pasa la carretera (325 msnm) a las dos del mediodía. Por la carretera llegamos al punto de partida, quince minutos más tarde.

Después de un recorrido tan agradable, con el que nuestro espíritu quedó tan bien recompensado, aún quedaba un premio más material: una buena comida, en un bar de menús en el pueblo de Cofrentes, amenizada con una grata conversación.

2 comentarios

  1. ¿como es que leandro no esta en las fotos? ¿acaso era el fotografo?

  2. Excelente Roberto. Una bonita descripción técnico-literaria y unas fotografías en la misma línea, fusionando la estética y la instantánea puramente periodística.
    Has superado con sobresaliente cum laude el examen para ser clavario de honor. Recibe nuestras más fervientes felicitaciones.

    Por cierto Paco, que Leandro no pudo venir esta vez porque estaba estudiando el Capriccio di Bravura de Bottesini con el contrabajo.

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