Han tenido que pasar 33 años para que Buñol pudiera disponer de una nuevas instalaciones para su biblioteca pública municipal.
Desde febrero de 1978, la biblioteca ofreció sus servicios en las instalaciones en un bajo de un edificio de viviendas, en la calle Valle de Andorra. En marzo de este mismo año, los ofrece en una sala perteneciente a un edificio de propiedad municipal, en la calle Pelayo (calle del Penella).
El edificio en cuestión es un antiguo molino, rehabilitado y destinado a dar otros servicios a la comunidad, culturales y deportivos entre otros. Un molino dedicado a la fabricación de papel, conocido con el nombre de Galán en su última época, y como El Grande o de Arriba en épocas anteriores (léase Estellés y Verdet).
Imagino que cuando algún buñolero (o buñolera) entre en la nueva biblioteca, sus recuerdos aflorarán en su mente, y revivirá sus primeras visitas a la biblioteca. Cada uno ubicándola en los diferentes lugares que ha ido ocupando a lo largo del tiempo. La imagen que siempre recuerdo es cuando de pequeño entraba en una sala situada a la izquierda de la planta baja del actual ayuntamiento, y veía en alto y tras un mostrador a Vicente Cano, atendiendo el buen funcionamiento del lugar, yendo a continuación a coger un ejemplar de Tintin.
