Estamos preparando la publicación de un libro de cuentos de Román Sáez Vallés, titulado Hueles a frío . Esperamos que esta nueva edición del Ateneo de Buñol esté lista para finales del mes de mayo o principios de junio, no obstante aquí informaremos de la fecha, hora y lugar de la presentación.

Ponemos como muestra el que aparecerá en la contraportada del libro:

EL GUARDIAN

Soy el guardián de los relatos. Mi misión es bien sencilla pero no por eso deja de ser complicada. Según los casos, mi misión consiste en rogar, en ser capaz de adoptar el papel del más ruin de los suplicantes. Entonces tengo que cambiar mis ropas, ropas que de normal son las apropiadas para un guerrero, por otras ropas más humildes (es una manera tal vez delicada de llamarlas), mis ojos deben tener ese tono semibañado de lágrimas y yo, que fui concebido para ser duro y arrogante, debo adoptar el papel del más mísero de los mortales y apelar a la buena fe de las gentes y a su sentido de la responsabilidad. Pero en otros casos, mi misión se adecua más a mi estirpe y mi condición, y entonces sale de mí toda la rabia contenida durante los cientos de generaciones de guardianes. En ese momento, mi ira es capaz de ensombrecer a la más arrogante de las montañas. Ni el propio Sansón, ni todos los ejércitos de la antigua Roma, serían capaces de aguantar durante el lapso que dura un suspiro la mirada de mis ojos. Entonces la tierra se empequeñece, no porque yo crezca y me agigante, sino porque mi presencia es infinita. Emano la luz que nunca el sol soñó en poder emanar. Soy capaz de invocar a los mares y Neptuno, escondido en el rincón más recóndito de las profundidades, sólo puede limitarse a mirar y dejar escapar
unas lágrimas. Y si, por casualidad, mi vista se alza a los cielos, tiemblan las religiones con la sola
idea de que los dioses caigan muertos a mis pies. Finalmente, no soy sino el guardián de los cuentos. El que tiene el encargo de que los cuentos regresen siempre a su creador. Ellos, los cuentos, son como hijos que se han tomado la libertad de ir de visita, de contar sus historias a otra gente; pero saben bien cuál es su hogar, y aun en caso de duda, para eso estoy yo aquí, para hacer cumplir lo que debe ser cumplido.

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